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. . . Данилов Андрей Сергеевич |
Автор о себеДанилов Андрей СергеевичPor el horizonte confuso y doliente
venia la noche preniada de estrellas. Yo, como el barbudo mago de los cuentos, sabia el lenguaje de flores y piedras. Aprendi secretos de melancolia, dichos por cipreses, ortigas y yedras; supe del ensuenio por boca del nardo, cante con los lirios canciones serenas. En el bosque antiguo, lleno de negrura, todos me mostraban sus almas cual eran: el pinar, borracho de aroma y sonido; los olivos viejos, cargados de ciencia; los alamos muertos, nidales de hormigas; el musgo, nevado de blancas violetas. Todo hablaba dulce a mi corazon temblando en los hilos de sonora seda con que el agua envuelve las cosas paradas como telarania de armonia eterna. Las rosas estaban soniando en la lira, tejen las encinas oros de leyendas, y entre la tristeza viril de los robles dicen los enebros temores de aldea. Yo comprendo toda la pasion del bosque: ritmo de la hoja, ritmo de la estrella. Mas decidme, !oh cedros!, si mi corazon dormira en los brazos de la luz perfecta. Conozco la lira que presientes, rosa: forme su cordaje con mi vida muerta. !Dime en que remanso podre abandonarla como se abandonan las pasiones viejas! !Conozco el misterio que cantas, cipres; soy hermano tuyo en noche y en pena; tenemos la entrania cuajada de nidos, tu de ruiseniores y yo de tristezas! !Conozco tu encanto sin fin, padre olivo, al darnos la sangre que extraes de la Tierra, como tu, yo extraigo con mi sentimiento el oleo bendito que tiene la idea! Todos me abrumais con vuestras canciones; yo solo os pregunto por la mia incierta; ninguno quereis sofocar las ansias de este fuego casto que el pecho me quema. !Oh laurel divino, de alma inaccesible, siempre silencioso, lleno de nobleza! !Vierte en mis oidos tu historia divina, tu sabiduria profunda y sincera! !Arbol que produces frutos de silencio, maestro de besos y mago de orquestas, formado del cuerpo rosado de Dafne con savia potente de Apolo en tus venas! !Oh gran sacerdote del saber antiguo! !Oh mudo solemne cerrado a las quejas! Todos tus hermanos del bosque me hablan; !solo tu, severo, mi cancion desprecias! Acaso, !oh maestro del ritmo!, medites lo inutil del triste llorar del poeta. Acaso tus hojas, manchadas de luna, pierdan la ilusion de la primavera. La dulzura tenue del anochecer, cual negro rocio, tapizo la senda, teniendo de inmenso dosel a la noche, que venia grave, preniada de estrellas. Federico Garcia Lorca (1898 - 1936) INVOCACION AL LAUREL 1919 A Pepe Cienfuegos
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продолжение: 1-50 51-85 |
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